sábado, 17 de enero de 2015

La Piedra de Uril y el Misterioso Bosque de Neegal


Por Hyranio Garbho

El Bosque de Neegal es un arquetipo del esoterismo arkhanen y un símbolo privilegiadísimo del opus alchimicum ururiano.  Ubicado donde hoy se encuentra el Teutoburger Wald constituyó en el pasado el lugar más sacro para los ario–arkhanen por tres significativas razones.  Primero, porque fue el lugar donde se celebraron las bodas arkhanen.  Segundo, porque fue la región escogida para emplazar el Uril.  Y tercero, porque es el escenario donde se desarrolla la mágica historia de Sigur y Vaal de Marne, épica arquetípica de la iniciación aria en A–Mor, cuyos ecos darán vida, en los tiempos históricos, a la leyenda del Graal.

En Las Bodas Arkhanen el mágico y misterioso Bosque de Neegal constituye el tema central de la Cuarta Jornada.  Allí se nos informa que ése fue el lugar dónde los primeros habitantes del planeta, venidos de otra estrella, ocultaron su reliquia más sagrada, una piedra conocida con el nombre de Uril.  La palabra Neegal y Uril son ambas iroglifos ururianos.  La primera significa literalmente Tierra de NEEG, pues el sufijo AL, compuesto por la runa Ar y la runa Laf, suele ser interpretado como "Tierra" o "Región".  La palabra NEEG, en kálico, compuesta por las runas Noth, la doble Eh y Gibor, significa literalmente "Las Nupcias de los Dioses bajo la Ley que es Destino".   Esas nupcias divinas (nupcias de los Gotten) son la replicación de las bodas arkhanen en este plano del acontecer (o en este nuevo planeta).  La segunda palabra, URIL (de las runas Ur, Is y Laf), invoca la idea que el Conocimiento Interior es Fuerza Interior y Visión de la Totalidad.

Según Agnes del Lacio el antiguo Bosque de Neegal, lugar al que se llevó originalmente la Piedra de Uril, comprendía un territorio mucho más vasto que el que hoy abarca el Teutoburger Wald.  Se iniciaba en la mítica Ljvdwert, en Frisia, extendiéndose por el oriente hasta donde hoy se encuentra la ciudad de Berlín.  Por el sur abrazaba los límites norte de la actual Bélgica y la actual Luxemburgo.  En Alemania el Bosque se extendía hasta la actual Frankfurt. 



En el Bosque de Neegal fue donde comenzó todo.  Las Bodas Arkhanen, atribuidas al mítico Urur, señalan que el lugar fue elegido para custodiar el Uril mucho antes de la fundación de Thule[1].   Entre esta mítica ciudad y el lugar preciso donde fue llevado el Uril habían, según Las Bodas Arkhanen, 2600 pasos (algo así como 2756 kilómetros, si atendemos a la indicación de Del Lacio, según la cual, un paso arkhanen habría medido 106 centímetros).

De acuerdo con Las Bodas Arkhanen el Bosque de Neegal llegó a ser un lugar mágico, de retiro, precisamente, gracias a la Piedra de Uril.  En los tiempos más remotos, antes del hundimiento de Alt–Land (La tierra antigua), la Thule de los orígenes, este lugar era considerado sacro.  Y el camino que a él conducía, una senda de peregrinación.  Ése camino se iniciaba en el antiguo Puerto de Kâdik, al que los arkhanen Sippe llegaban provenientes del Puerto Brasil, ubicado en la región suroriental de la Isla de Thule, paralela al estrecho de Gibraltar.  Y consultaba un periplo que cruzaba toda Hispania, haciendo estaciones en lugares próximos a los sitios donde hoy se hallan ciudades como Córdoba, Toledo, Teruel y Huesca en la antigua Ar–Agon.   Tras cruzar los pirineos la siguiente estación de la ruta era Ker Kasser (probablemente Carcassonne), por donde el camino continuaba hasta alcanzar la ruta del Ródano; y desde allí, siguiendo una de sus bifurcaciones, penetraba la actual Alemania, hasta la región donde hallábase antiguamente el Bosque de Neegal (llamado luego Nieg–al, Ning–al, Oster–ning–al, Os–ning–al, Os–ning, Osning).[2]

En el Bosque de Neegal se celebraron las Bodas Arkhanen.  Éstas, míticamente, representan la unión de ambos planos del acontecer, simbolizados en el misterio de la duplicación de la Runa Noth.  Tal prodigio fue actualizado por Wotan (o sus fieles seguidores) en el Bosque de Neegal.  Cuenta la leyenda ururiana que Wotan, ya anciano, concibió allí una segunda forma de transmutación necesaria para reactivar el äthion dormido.  El äthion –o Electrón Divino, como lo llamara Jörg Lanz von Liebenfels– vibraba entonces en su mínima expresión, debido a la lejanía en que se hallaban los garbharien[3] respecto de la estrella madre, su patria ancestral, Aldebarán.  Ello produjo que éstos perdieran el equilibrio e incurrieran en conductas erráticas, incoherentes y contra toda armonía y sentido. Cometieron entonces el pecado racial[4] y se sublevaron contra el bello orden establecido.  Wotan, líder aun de los garbharien, temiendo por la Piedra de Uril, marchó junto a sus leales seguidores hasta el Bosque de Neegal, para ponerla a resguardo de los rebeldes.  Pues éstos sabían del poder contenido en la Piedra.  El Uril, la Piedra traída de Aldebarán, era la energía usada para mantener el equilibrio magnético del planeta, –y era, también, la energía que había hecho de la Tierra un lugar habitable (pues este planeta, sin la energía de Uril, habría continuado siendo muy similar a lo que hoy son los otros planetas del sistema solar).  Esa piedra contenía todo el poder necesario para regir sobre los elementos; y era, además, la fuente de la que emanaba toda la sabiduría y la ciencia de la antigüedad.  Quien se hacía con ella se hacía con todo el poder.  Por eso era necesario resguardarla.    

La leyenda es errática al señalar cuál fue entonces el destino del Uril.   En Las Bodas Arkhanen se señalan mínimamente tres distintos derroteros de esta piedra sagrada.  La primera señala que, después de llevar a cabo las Bodas Arkhanen, la transmutación que convirtió a los garbharien en arkhanen, Wotan instruyó que el Uril fuera sacado del Bosque de Neegal y llevado al centro de la Tierra.  Éste sería hoy lo que algunos llaman el Sol Negro, núcleo portentoso del que emana la energía de la Tierra Interior.  Un segundo posible destino de la Piedra de Uril señala que ésta, en su periplo a la Tierra Interior, fue interceptada por los rebeldes y rota en tres partes.  Estos tres pedazos de roca habrían caído en lugares relacionados geométricamente, alrededor de lo que hoy medimos en los 33º latitud norte y 33º latitud sur, formando un triángulo que tiene a las azores por vértice principal y las ciudades de Santiago de Chile y Ciudad del Cabo, como base de la pirámide.  La tercera posibilidad que señala Las Bodas Arkhanen sugiere que la Piedra fue llevada a un lugar considerado el equivalente exacto, en el otro hemisferio de la tierra, al sitio donde ésta se hallaba en el Bosque de Neegal. Tomando como referencia la capital de la Isla de Thule, medida que los antiguos utilizaron para ubicar el centro del planeta, este equivalente exacto, en el otro hemisferio (medido con coordenadas actuales) está en los 70º longitud oeste y 33º latitud sur –o sea, unos treinta kilómetros al sureste de Santiago de Chile. 

Esta tercera posibilidad, la más esotérica de todas, está relacionada con Lin, el mago blanco discípulo de Arpha, que viajó a estas tierras presumiblemente unos 6000 años antes de cristo, en busca de la Piedra de Uril, y que fundará sobre las colinas donde la hallara una mágica ciudad llamada Norithien, la que en su memoria sería conocida luego como Élelin.  Este maravilloso relato, histórico y arquetipo, comienza con las Bodas de Lin (léase la consagración de Lin –en kálico demótico las Bar Lin, razón por la cual la ciudad donde este acto se llevó a cabo llamóse luego Barlin), el rey blanco del Uril (rey o dios, indistintamente), en torno del cual se desarrolla la mágica leyenda de Sigur y Vaal de Marne.  Según Las Bodas Arkhanen Lin, el rey blanco, había sido elegido para marchar en la búsqueda del Uril al otro hemisferio.  Mas, para hacerlo, precisa ser consagrado.  Cuando va camino a su consagración es acosado por enemigos quienes le hieren de muerte en la ingle.  Agónico, y sin poder recuperarse, es llevado a una misteriosa posada, en lo profundo e insondable del bosque, donde vive una mujer con su hijo y sus sirvientes.  Este hijo lleva por nombre Sigur y ha sido llevado hasta allí por su madre para evitar que éste se convierta en un guerrero como lo fuera su padre.  Pero Sigur, de bélica estirpe, lleva el combate, la guerra y las aventuras en sus venas.  Cuando llega a su casa Lin, éste le cuenta que el único modo de sobrevivir a sus mortales heridas es poniendo en éstas la piedra de Uril.  Una esotérica leyenda le ha avisado a Lin que cuando Wotan instruyó llevar la reliquia al otro polo, extrajo de ésta siete pequeños pedazos del tamaño de una mano, que pudieran adornar su corona, para mantener la conexión con la Piedra madre que sería llevada a las tierras australes.  En su periplo a la Isla de Thule uno de estos pedazos del Uril se desprendió de la corona de Wotan y se perdió sin dejar ningún rastro.  Pero a Lin habían llegado noticias de dónde podía hallarse.  Entonces fue cuando voluntariamente el joven Sigur se ofreció para ir en la búsqueda del Uril, la piedra de la inmortalidad.  En su aventura conoce a Vaal, reina de Marne, tierra que después será llamada Aragón.  Para revelarle el secreto del Uril ella hace la pregunta de rigor, cuya respuesta el héroe Sigur ignora, pues no ha sido iniciado.  Entonces le encomienda superar siete pruebas, tras cuya realización no sólo conocerá el paradero del Uril, sino, además, obtendrá su mano.  El héroe, entonces, emprende sus siete aventuras, una de las cuales le lleva al inframundo, donde yace enterrada la espada que lo hará invisible e invencible.  Sigur triunfa en todas sus pruebas y desposa a Vaal de Marne.  Luego de esto lleva el Uril hasta donde Lin y le cura para que pueda ser consagrado.

Es éste un relato enteramente esotérico.  Todo en él apunta a una iniciación, la iniciación aria en A-Mor.  Su estructura, aunque difiere en algunos pequeños detalles, responde al mismo arquetipo de la leyenda teutónica de Parsifal.  Más que leyendas ambas son claves para encriptar el secreto de la auténtica iniciación aria.  Esa misma estructura arquetípica volverá a estar presente en el relato cuando, tras ser consagrado, Lin marche hacia el otro polo, en la búsqueda del Uril, la Piedra grande que ha sido ocultada en las cumbres del austral hemisferio. 

Sobre las diferencias entre el Uril de Sigur y el Uril de Lin cabe apuntar lo siguiente.  En siete ocasiones en Las Bodas de Arkhanen se hace referencia al Uril de Sigur como un poder a través del cual se aprende que los dioses o los héroes renacen en la ley de la derrota o la caída.  Las claves de este aprendizaje vienen definidas por cuatro conceptos determinantes: 1) Dioses o héroes, 2) Renacimiento, 3) Ley y 4) Derrota o caída.  Si interpretamos cada uno de estos conceptos según la sabiduría rúnica tenemos que el primero es equivalente a la runa Gib o Gibor, el segundo a la runa Ar, runa del renacimiento, el tercero a la runa Ried, runa de la ley; y el cuarto a la runa Laf, runa de la caída o derrota.  Si usamos los valores literales de todas estas runas, aunque no necesariamente en un sentido secuencial, podemos formar la palabra GRAL (G de Gibor, R de Ried, A de Ar y L de Laf).  Ahora bien, si tomamos en consideración que esotéricamente se ha definido como verdadero únicamente a lo arquetípico, esto es, a lo que tiene su correlato en el otro plano, lo que se representa en la duplicación de una runa, si este Uril habla del auténtico renacimiento, entonces tendremos una duplicación de la runa Ar, runa del renacimiento, formando así la palabra GRAAL.  Esto es, por cierto una hipótesis personal.  En las Bodas Arkhanen jamás se habla de un Graal.  Pero, teniendo en consideración lo planteado más arriba, es probable que ésa sea la diferencia entre un Uril y otro.  Con todo, más allá de estas últimas especulaciones, es evidente para quien tiene conocimiento sobre estos asuntos, que existe un paralelismo innegable entre el Uril de Las Bodas Arkhanen y el Grial del Parsifal de Von Eschenbach.   Del mismo modo que es inevitable, al nombrar la palabra Uril, no pensar en el Vril de Edward Bulwer-Lytton.  Vril y Grial pudieran estar emparentados, así, a partir de estas leyendas.  Como, por cierto, lo están los mágicos lugares que albergaron, ayer y hoy, estas preciadas reliquias.



[1] Según este relato, antes que los arkhanen habitaran este planeta enviaron acá muchas misiones tripuladas cuyo objeto fue, primero, establecer cuál sería el planeta que habitarían; y, luego, una vez elegido éste, saber dónde emplazarían esta poderosísima Piedra.
[2] El Bosque de Negaal fue conocido hasta muy avanzado el siglo XIX como el Bosque de Osning (actualmente es conocido como Teutoburger Wald, o Bosque Teutónico).  La palabra Osning (Negal del Este, de Oster–ning), probablemente deba su origen al hecho de ser la parte oriental del bosque la región más importante de este lugar, por haberse encontrarse allí La Piedra de Uril.  La zona occidental del bosque lisa y llanamente desapareció tras los sucesos que siguieron al hundimiento de Alt–Land.
[3] Garbharien es el nombre que reciben los arkhanen antes de la Segunda Transmutación.
[4]  Uno de los relatos más apasionantes y misteriosos de Las Bodas Arkhanen señala que cuando llegaron los primeros habitantes a este planeta, venidos de la estrella Aldebarán, crearon máquinas biológicas a su imagen y semejanza, con el objeto que atendieran las labores domésticas de la vida.  También estaban hechas para satisfacer todo tipo de necesidades de sus estelares creadores.  Son los llamados, por Serrano, esclavos de la Atlántida.   Fueron hechos casi idénticos a sus creadores.  Se les facultó con la palabra y el entendimiento.  Pero se les negó el äthion, el alma, la chispa divina.  Cuando los garbharien perdieron su equilibrio mermaron su äthion y cometieron una infinidad de locuras.  La peor de éstas fue concebir con las máquinas biológicas (pecado racial) y dar origen a una nueva raza, la raza de los hombres, la raza humana.