sábado, 27 de diciembre de 2014

El Hilo de Ariadne, La Historia Oculta de la Tradición Ario-Arkhanen


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El Hilo de Ariadne es el mágico, ininterrumpido e invisible cordón dorado que conecta todos los momentos de La Gran Tradición, la única Tradición, en todo caso, si se atiende al significado genuino de esta palabra.  Sebottendorf llamó a esta cuerda dorada como Tragula Aurea[1], en abierta alusión a la Ordo Tragula Aurea (O.T.A.)[2] fundada por otro no menos misterioso personaje, el Baron von Edelweg.  Miguel Serrano usó también la expresión Cordón Dorado, pero aunque situó los orígenes de la Tradición en los tiempos ante–históricos, basó la mayor parte de su fundamentación en los elementos de la historia conocida.  También Evola hizo otro tanto en esta misma dirección, partiendo de los antecedentes proporcionados por la mitología y la historia griega y la filosofía hindú.  Para nosotros la Gran Tradición supone un complejo de enseñanzas y sabiduría ario–arkhanen que se inicia en los tiempos míticos, ante–históricos, y cuyo objetivo es el retorno a la Patria Ancestral de los orígenes, y más allá de ésta, a la estrella Ankh (llamada luego Kanøth Ark), a la dorada Edad conocida como Akasära, de la que nos hablaran los miembros de la Sociedad del Vril y de la misteriosa Orden de Ker Kasser.

El simbolismo del Hilo de Ariadne viene tomado del Mito de Teseo y el Minotauro.  En el mito esta cuerda dorada guía a Teseo en su descenso al inframundo (el laberinto donde yace oculto el minotauro).  Todo allí es alegórico. El hilo simboliza la sabiduría, el conocimiento, la luz –pues de hecho, el resplandor del hilo ilumina la oscuridad del lugar. El laberinto bajo tierra, el descenso del héroe, el camino intrincado por los oscuros y difíciles pasajes del lúgubre subterráneo, todo aquello, incluso Ariadne, el minotauro, etc, nos habla derechamente de un proceso de iniciación.  El mito en sí, la leyenda, no es más que un arquetipo de la Iniciación Aria en Amor, lo mismo que vendrá a ser, en el espacio de influencia alemana, ese otro arquetipo llamado Parsifal. 

En su esencia Teseo no es un griego, sino un atlante, esto es, un thuliano.  Su padre mítico es Poseidón.  La versión griega de este arquetipo mítico cuenta que habiendo llegado a la Isla de Creta el héroe Teseo enamorose de Ariadne, la hija del rey Minos y hermanastra del Minotauro.  Ariadne, como todo en el mito, es también un arquetipo, un simbolismo, una alegoría.  Su nombre Ariadne (del griego Ariadne Ἀριάδνη –y no Ariadna) significa "nacida Aria".   Con lo que el mito ya nos indica cuál es su significación dentro del relato.  Ella provee las armas con las que el héroe deberá enfrentar y vencer al Minotauro.  Esas armas son una espada mágica y un hilo dorado, cuyo resplandor servirá para iluminar el laberinto e indicar el camino de retorno al exterior.




El mito de Teseo y el Minotauro es, por tanto, la alegoría de un proceso de iniciación.  Se trata allí de la iniciación del héroe individual –pero también del héroe arquetípicamente considerado.  El héroe arquetípico es la raza de un pueblo.  Así, lo que el mito señala es válido para el individuo lo es también para el pueblo al que el individuo pertenece.  En otras palabras, y sirviéndome del vocabulario jungueano, lo que es aplicable para el inconsciente individual, lo es también para el inconsciente colectivo. 

El mito de Teseo y el Minotauro señala, en este sentido, un sendero de Iniciación, de la Iniciación aria.  El que Ariadne, la nacida aria, presida los misterios de esta iniciación, es ya muy decisivo.  En su significación individual, el mito señala que el iniciante deberá descender al inframundo donde tendrá que vencer sus propios miedos y temores.  El viaje por los pasajes del laberinto no es sino un viaje a sí mismo, a lo más profundo de sí, al alma.   Toda iniciación es, alegóricamente hablando, una introducción al alma, un viaje a sí mismo, donde el héroe deberá combatir y vencer sus propios temores, sus propios miedos.  Esos miedos y temores vienen muchas veces representados por la figura del animal–hombre, la bestia–hombre, que en el caso de este mito está simbolizada por la figura del Minotauro, que es mitad hombre y mitad toro.  Así, lo que el héroe deberá vencer de sí es su naturaleza sub–lunar, telúrica, puramente material[3], representada en el mito por el monstruo que yace oculto en lo más profundo del laberinto, en el lado más oculto del alma.   De este modo, el mito revela que toda iniciación es un proceso de espiritualización, de estelarización, de mayor proximidad a nuestra naturaleza estelar y divina.  Arquetípicamente hablando el mito refiere el mismo misterio, pero aplicado ahora al héroe entendido no como un individuo, sino como el arquetipo de una raza, de un pueblo.   Toda raza auténtica, se entiende, posee un alma, un arquetipo.  Ese arquetipo encarna en el héroe natural o mítico.  Su destino es el destino de su raza.  De allí la importancia que debe tener para un pueblo sus mitos y leyendas.


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No obstante lo anterior, para nosotros, el mito de Teseo y el Minotauro importa, también, por otras razones.  Fundamentalmente por el simbolismo del hilo de Ariadne, el cordón dorado de la Tradición.  El hilo de Ariadne, la nacida aria, es la cuerda invisible que anuda todos los momentos de la tradición ario–arkhanen de los orígenes.  Sin ese cordón dorado la tradición, quizá, se habría perdido.   Esta tradición se hunde en la noche de los tiempos.  Para rastrear sus orígenes y surcar sus inicios hay que transportarse a una edad, a una época, ante–histórica, y, ciertamente, antediluviana.   Pues aunque su auténtico iniciador, entre nosotros, es el mítico y desconocido Yrmion, discípulo de Arpha (y probablemente Arpha mismo), las leyendas y relatos que en torno a estos sabios se tejen, refieren todas una época de los días de la Atlántida, época de esplendor de los dioses sobre la Tierra, conocida en Las Bodas Arkhanen con el nombre de Vaiära.  

La leyenda cuenta que imposibilitado de abandonar la Tierra Interior (la Tierra Hueca), por razones sobre las que cabe especular, Arpha (probablemente Orfeo en la tradición griega)[4], el último sabio Atlante de la tradición, instruyó a sus discípulos Yrmion y Lin que custodiaran las enseñanzas transmitidas a él secretamente, por los sabios que habitan el interior de la Tierra (la tierra interna del Schwarze Sonne) de modo que no se perdieran, e iluminaran el camino de los que habrían de liderar el retorno definitivo a la patria ancestral, a la dorada edad de los orígenes, a Akasära, en los postreros días del Bhumära, conocido también como Kali Yuga por los cultores de la filosofía hindú.   Ése es el mítico origen del hilo de Ariadne.  Allí se inicia auténticamente la tradición ario–arkhanen.



Arpha, Yrmion y Lin son arquetipos del mito, la leyenda.  Pero las historias que refieren, aunque ligadas al mito y preformadas en la estructura del arquetipo, arrancan de hechos históricos –esto es, de hechos que bien pueden documentarse en la evidencia, en el dato duro de lo empírico, en el análisis y la crítica del mito comparado, etc.  Si atendemos a los ariosofistas (término que, aunque acuñado por Lanz von Liebenfels, sirve para designar, de manera general, a la mayoría de los investigadores y escritores austro–alemanes de la tradición que se dieron cita entre el último cuarto de siglo del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX) la larga tradición ario–arkhanen debió haberse originado aproximadamente unos 6000 años antes de la Era Común (esto es, antes de Cristo), por lo que, a la fecha, contaría con más de 8000 años de historia.  Esa tradición fue inaugurada en occidente por Yrmion, el mítico Arminio–Hermann[5] que en la tradición hermética es Hermes Trismegistos.  Yrmion es, además, el padre de los Yrmionen o Armanen[6], de la Armanenschaft o Sociedad Armanen, de la que nos habla profusamente, en muchos de sus libros, Guido von List.  Lo que confirma la afirmación de Tarnhari, según la cual, el origen de la auténtica Sociedad Armanen hállase, en realidad, en una época muy anterior a la del siglo I de la era cristiana.

Sobre la Sociedad Armanen de List, primer faro visible de la tradición, cabe, quizá, decir unas cuantas cosas previas.  La afirmación de que List se basó en Tácito para reconstruir ese remoto pasado de los ario–germanos es, probablemente, no muy afortunada, o no muy certera[7].  List cita a Tácito, pero no se basa en él.  Hay, en esto, una diferencia considerable.  Tácito, en su libro, señala que los germanos estaban compuestos básicamente por tres tribus: los Ingævones, los Istvæones y los Hermiones –en alemán: los Ingävonen, los Istväonen y los Hermionen, respectivamente.  List afirma que los Ingävonen, los Istväonen y los Hermionen (Yrmionen–Armanen) no son tribus germánicas, sino clases sociales que cumplen una función diferenciada al interior de la sociedad germánica antigua.  La leyenda hermética afirma que los Ingävonen, los Istväonen y los Hermionen (Yrmionen–Armanen) son los descendientes de los hijos de Manus, quien es, a su vez, hijo de Tuisco[8].  El nombre Hermionen es una evocación lejana del nombre Hermann.  Pero Hermann, en sí, es Armin, eco del nombre kálico Yrmin o Yrmion[9].  Es en éste, y no en los Hermionen de Tácito, en quien se basa List para fundamentar el origen de los Armanen.  Y es este mismo Yrmion, proto–maestro y guía desconocido del esoterismo arkhanen, quien en la enseñanza hermética figura como Hermes Trismegistos, el tres veces grande fundador del hermetismo.


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La tradición ario–arkhanen que hemos llamado aquí como el Hilo de Ariadne, arranca, por tanto, unos seis mil años antes de Cristo, con Yrmion.   Sobre Yrmion he escrito extensamente en mi libro Arkhana Nemoris.  Por lo que respecta a este libro, nos deberá bastar con saber que Yrmion es el fundador de la tradición ario-arkhanen, mítico iniciador de la armanenschaft de List, y creador de una escuela esotérica antigua de la que son herederas las escuelas de pensamiento en que fueron formados los más diversos sabios de la antigüedad, entre quienes destacan los órficos, Solon, Pitágoras, Anaxágoras, Demócrito, Platón, Euclides, Heráclito, Empédocles, Parménides, y muchos otros cuya sola enunciación aquí nos obligaría a extender este listado por páginas y páginas.

En el siglo I, en Germania, la tradición iniciática, custodia del esoterismo ario–arkhanen, fundada por Yrmion seis mil años antes, cobra la forma de una élite sacerdotal conocida como Sociedad Armanen o Armanenschaft.  Esta comunidad de sabios gozó de una existencia pública y de una amplia aceptación entre los pueblos germánicos hasta muy avanzado el siglo VIII de la era cristiana.  Pero entonces, les sobrevino una persecución horrenda, protagonizada por las hordas cristianas, que les obligó a ocultarse, e incluso a auto-exiliarse en otros lugares, como Escandinavia e Islandia.  Ello marcó el inicio de un largo y extenso período de clandestinidad que se mantuvo, con relativa rigidez, hasta mediados del siglo XIX.  De este período de clandestinidad cabe destacar que hubo, desde el siglo XIII en adelante, una etapa caracterizada por un tipo de apertura que, sin dejar de actuar en la clandestinidad, tuvo definitivamente otros rasgos y otras manifestaciones.  Entonces, los sabios armanen comenzaron a hacer pública su doctrina a través del encriptamiento de sus enseñanzas, sus símbolos. Ésta fue transmitida por medio de la heráldica, la arquitectura, la toponimia, el folclore, las leyes y las instituciones que se dieron cita, a partir de entonces, entre los pueblos teutónicos.


Representación de una Clásica Reunión del Vehmegericht

Una de estas emblemáticas instituciones fue el Tribunal Vehmico o Femegericht.  Contrariamente a lo que ha salido a la luz por los deformadores de la historia oficial el Tribunal Vehmico jamás fue una institución al servicio de los intereses de la Iglesia, o del cristianismo; o, mejor dicho, lo fue sólo en un sentido exotérico, pues esotéricamente hablando los tribunales vehmicos no fueron sino células secretas o clandestinas de la antigua sociedad armanen, surgidas a mediados del siglo XIII en Westfalia –nuevamente Westfalia, donde antaño se hallara el Osnig, nominación histórica del mítico bosque de Neg-aal– con el expreso propósito de continuar la tradición, en condiciones de clandestinidad y ostracismo. Esos tribunales vehmicos constituyen los auténticos antecedentes históricos directos de la Ordo Tragula Aurea, fundada en 1712 por el misterioso Baron von Edelweg.   La que, aun cuando fuese decidida en 1344 en la antigua localidad de Ker Kasser, según las actas de su fundación, debe al siglo XVIII su escenificación en el concierto de las órdenes y sociedades secretas que a partir de entonces custodiaron la tradición. 

Con todo, el contenido y significado de los tribunales de la Vehme sigue siendo aun un asunto tan hermético y mistérico, que no extraña la cantidad de especulaciones erradas a que ha dado lugar entre los investigadores del kali yuga.  Quizá sea tarea nuestra, algún día, revelar el verdadero sentido de los tribunales vehmicos y desentrañar su auténtico esoterismo: se podrá apreciar entonces con nitidez el genuino talante de una de las instituciones germanas más misteriosas del medievo –tan misteriosa que ni con toda la documentación del mundo a la vista se podrá dar siquiera con la mitad de lo que realmente fueron, en su esencia esotérica, esos auténticos tribunales de justicia.


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En 1712, ocho barones venidos de Alemania se dieron cita en Westfalia para fundar secretamente una sociedad a la que llamaron Ordo Tragula Aurea (O.T.A.).  De esa sociedad no sabemos nada, excepto el hecho que fue fundada en 1712 en Westfalia.  En las actas se hace mención a los ocho caballeros libres que participaron de su fundación, pero no se menciona el nombre de ninguno de ellos, salvo el del Baron que aparece firmando, como presidente de la Orden, el acta de su fundación.  Su nombre es Klaus von Edelweg.  Las actas, por otra parte, hacen referencia a un extraño convenio contraído aparentemente en 1344 en la mítica ciudad de Ker Kasser[10].  Nada, tampoco, sabemos sobre ello.  Sobre la Ordo Tragula Aurea hablarán luego Sebotendorf y particularmente Guido von List.  


Vista de la actual Carcassonne, antigua Ker Kasser

En mi introducción a la traducción que hiciera del libro sobre la masonería turca de Sebotendorf escribo in extenso sobre la Ordo Tragula Aurea, y revelo algunas cosas a las que he sido conducido por la propia lectura de Sebotendorf y, especialmente, por la Kala o Die Hochheilige heimliche Acht (la Sagrada Proscripción Secreta)[11] de la que nos habla List en el Bücherei, en abierta alusión a los proscritos y desterrados enemigos públicos del judeo–cristianismo, representados por la sociedad armanen, sus filiales vehmicas y particularmente la Ordo Tragula Aurea.  Cabe destacar que la palabra alemana "Acht" significa también "ocho", y no olvido que ocho fueron los barones proscritos que fundaron esta Orden. 

La Ordo Tragula Aurea (O.T.A.) cumple un rol fundamental en el hilo de la tradición.  De hecho, fue la entidad secreta de la que emanaron luego, a comienzos del siglo XX, órdenes germanas emblemáticas como la HAO de Von List, la Germanenorden de Fritsch y la Sociedad Thule de Sebottendorf. Es éste, por cierto, un hecho poco conocido, documentado únicamente en el Deutsche Mystik de Sebottendorf y en Las Enseñanzas de Urur de Gabriel Grenze.  Según Sebottendorf, la mayor parte de los miembros dirigentes de estas órdenes pertenecían o habían pertenecido a la O.T.A.  Él mismo, de hecho, había tomado contacto con esta Orden a través de su filial en Constantinopla, dirigida por un pariente de Heinrich von Sebottendorf, tutor y padre adoptivo de Rudolf von Sebottendorf –por cuya gracia éste adoptó el título y la condición nobiliaria.  Este contacto fue posible gracias a los vínculos existentes entre una orden mística turca conocida como Baktashi, sobre la que Sebottendorf había estado investigando y escribiendo[12], y la filial turca de la O.T.A., que agrupaba de manera exclusiva a los alemanes que residían en Salónica, Estambul y lugares aledaños.  Hubo también otras dos filiales de la O.T.A. germana fuera de Alemania.  Una, la más pequeña y desconocida, se instaló en la ciudad de Zaragoza, España.  La otra tuvo como epicentro Alejandría.  Sebottendorf fue iniciado en la O.T.A. turca de tesalónica, con asiento en Estambul.  De vuelta a Alemania en 1913 tomó contacto de inmediato con la O.T.A. germana, cuya sede central se hallaba en Magdeburgo.  La expresión exotérica y visible de la Orden, en Alemania, había cristalizado en diversas sociedades secretas, a partir de 1912, cuyo secretismo era semi–público.  Sebottendorf se unió a una de éstas, la Germanenorden y organizó su filial en Bavaria, cuyo nombre exotérico fue Thule Gesellschaft (Sociedad Thule).   A esta Orden pertenecieron miembros emblemáticos del futuro NSDAP, como Rudolf Hess y Alfred Rosenberg[13]; pero, quizá, más importantes que éstos, fue la pertenencia al grupo de Dietrich Eckart, quien si atendemos al testimonio de Sebottendorf, habría sido el auténtico iniciador de Hitler.




En 1926, una filial de la O.T.A. de Magdeburgo se creó en la pequeña ciudad de Detmold, cerca de Hannover.  Su fundador fue Ernst Lauterer, más conocido entonces como Tarnhari.  Tarnhari basó su autoridad para la creación de la nueva filial en su pertenencia secreta a una antigua orden ya desaparecida, creada al alero de la O.T.A., con residencia en Magdeburgo, llamada Holzweg Gesellschaft.  La Holzweg Gesellschaft, de la que también escribe Sebottendorf en su libro Deutsche Mystik, constituye el núcleo hermético más importante de todos cuantos tuvieron lugar en Alemania, inspiradas o surgidos a instancias de la O.T.A. germánica.  Es, también, el centro esotérico peor conocido por su extremado secretismo y hermetismo a ultranza.  

Según Tarnhari la Holzweg Gesellschaft fue creada por un místico y vidente germano, iniciado en la O.T.A. turca, igual que Sebottendorf, conocido esotéricamente como Urlaftarhari y exotéricamente como Urur.  Urur apareció repentinamente en la vida de Tarnhari cuando éste tenía apenas 16 años.  El impacto que produjo en su vida fue verdaderamente profundo.  El primer encuentro entre Urur y Tarnhari se produjo en Enero de 1890.  Tarnhari cuenta que luego se unieron a Urur otros dos miembros, cuyas identidades jamás quiso revelar[14].  La Orden operó en Magdeburgo entre 1890 y 1896, fecha en la que el misterioso Urur desapareció entre los macizos montañosos del Altai que confluyen en el extenso desierto del Gobi.   Sobre la Orden que fundó nada más se supo jamás.  Pero en 1926 Tarnhari la revivió al alero de la O.T.A., y contó entre sus miembros probados a un tal Konrad de Lüben, miembro importantísimo de la Orden, por el misterio que va a rondar su obra postrera, y a Alex Langsdorff, futuro coronel SS y miembro del Ahnenerbe, quien a pesar de haber estado en la orden poco más de un año, cumplirá un rol esencial en la historia de la segunda Holzweg, de la que hablaremos más adelante.  La orden también estuvo compuesta por una misteriosa mujer, cuya identidad se ignora, pero de la que se ha especulado pudo ser la enigmática Gudrun.

Después de 1928 no tenemos más noticias sobre esta Orden.  La mayoría de las sociedades secretas surgidas al alero de la O.T.A. dejaron de existir en los años treinta absorbidas en el flujo del potente renacimiento alemán que significó el advenimiento del Tercer Reich.  La historia de la tradición, del hilo dorado de Ariadne, va a ser recogida luego por Gabriel Grenze, quien en 1968 fundará junto a su esposa mística Agnes del Lacio una filial de la antigua O.T.A. en la ciudad de Irún, en España.  La llamó Antiqva Regia Arcana Nemoris (A.R.A.N.).  Y sentó con ella las bases de la futura filosofía arkhanen.

Gabriel Grenze señala haber sido discípulo directo y único de una maga francesa a quien identifica como Margarite Vaal de Marne.  Según él Vaal de Marne había formado parte de una vehme secreta cuyo maestro era un misterioso noble llamado Iulius von Klappenbach.  Grenze sostenía, además, que la verdadera identidad del misterioso Barón era la del antiguo coronel SS Alex Langsdorff, quien no muriera realmente en 1946, y escapara del asedio aliado bajo otras identidades.  La Orden habría llevado por nombre el de Ordo Arcani Kerkasser (OAK), en virtud a que fundada en las inmediaciones de la antigua ciudadela.  Según Gabriel Grenze esta Orden fue fundada en 1956 por Klappenbach y a ella pertenecieron otros dos miembros, además de Vaal de Marne.  Desconocemos quienes fueron esos otros integrantes, aunque Grenze señala los nombres de Hausmann y Hoffmann.  La Orden desapareció misteriosamente en 1962, pues a juzgar por el relato de Grenze, transmitido a él por Vaal de Marne, tras conocerse del hallazgo de Derveni Klappenbach, Hausmann y Hoffmann marcharon al desierto de Gobi, siguiendo el mismo derrotero que su arcano maestro, Urur.   Dos años más tarde Grenze se haría discípulo de Vaal de Marne, con quien pasaría los siguientes cuatro años. 

En 1968 Grenze y Agnes del Lacio fundan en Irún la ARAN.  A esta Orden se integrará luego, un 19 de Enero de 1971, mi maestro, Carlos Manuel Nejas, conocido posteriormente como Baldur Agripa.   Desde Enero de 1971 a Octubre de 1974 Agripa aprende el esoterismo arkhanen directamente de Grenze.  En Octubre de 1974 Agripa retorna a Chile y funda la Última Thule, trayendo con ello la tradición a estas australes tierras del hemisferio sur.  Aunque conocí a Agripa en 1989 me hice discípulo de él doce años después, cuando junto a Joachim van Drakk y la mística YU formamos un círculo vehmico extraordinario, al que don Baldur llamó la Séptima Vehme de Nothureim.




[1] Rudolf von Sebottendorf, La práctica de la antigua masonería turca, Ed. Aurea Catena, pág. 59
[2] Rudolf von Sebottendorf, Die deutsche Mystik, pág.34 y ss.
[3] Esta cuestión cabe aclararla de entrada en beneficio de una mejor comprensión de estos asuntos.  Que el héroe deba vencer de sí su naturaleza sub–lunar y telúrica no indica que ésta deba ser considerada, en sí, como algo puramente negativo. El hermetismo ario–arkhanen concibe lo espiritual y lo material como dos aspectos del acontecer, y no como algo en sí positivo o negativo respectivamente. La naturaleza es móvil y pasa de un polo a otro continuamente.  Que el héroe deba vencer su aspecto telúrico señala únicamente un desequilibrio de la acción de ambas energías en él.  Por eso se requiere la iniciación, la muerte a una vida, la vida anterior, para renacer a un nueva vida, donde el equilibrio ha sido restaurado. 
[4] Cfr. Eduard Schure, Los Grandes Iniciados, Editorial Olimpo, Ciudad de México, México, pág. 149.  Según Schure, el auténtico nombre de Orfeo es Arpha. Este nombre, según él, es fenicio y su significado vendría a ser algo como "quien cura por la luz", de las palabras "aur" y "rophae" (luz y curación, respectivamente, en fenicio).  Para nosotros, en cambio, el nombre ARPHA es atlante, thuliano, y está compuesto por las kalas (o runas) Ar y Fa, que en una acepción significan, curiosamente, luz y salud.  Es la luz del renacimiento unida a la salud, la armonía, el equilibro en gestación.
[5] No confundir a este Arminio–Hermann con el héroe querusco germano del siglo I vencedor de la batalla de Teutoburgo.
[6] La palabra "armanen" la debemos a Guido von List.  Éste, en su libro La Sociedad Armanen de los Ario-Germanos, recoge el vocablo "Hermionen", utilizado por Tácito, en el capítulo II de su libro Germania, y lo transforma en "Armanen".  Además, a diferencia del historiador romano, que identifica a los "hermionen" con una tribu germánica, List propone que los "Armanen" no son, en realidad, una tribu, sino una casta social al interior de los pueblos germanos, la casta o clase social identificada con el sacerdocio custodio de la tradición (überlieferung) y el conocimiento (cfr. Guido von List, Die Armanenschaft der Ario-Germanen (GLB 2), Viena, Austria, 1908, pág. 4).  En Las Bodas Arkhanen los Yrmionen son también los custodios de la sabiduría y la tradición.
[7] Este creencia arranca fundamentalmente del investigador inglés Nicholas Goodrik-Clarke, quien en su libro The Occult Roots of Nazism, Secret Aryan Cults and their influence on Nazi Ideology, pág. 56, señala que el origen de la palabra se halla únicamente en la germanización del término latino Hermiones usado por Tácito, e ignora por completo el vínculo con Yrmion.  Esto es debido al hecho que probablemente Goodrick-Clarke haya consultado como fuente, en este respecto, solo la afirmación que List hace en la página 4 de su libro Die Armanenschaft der Ario-Germanen, donde en efecto, sólo se menciona a Tácito, pero no con el fin de enseñar que la expresión ha sido sacada de allí, sino con el objeto de indicar que los Hermiones (Armanen) no eran una tribu, como lo señala el historiador romano, sino una élite aplicada al cultivo de la tradición y la sabiduría aria.
[8] En las Bodas Arkhanen, el padre de Mann, tercer avatar en la mitología arkhanen, lleva por nombre el de Tuuisko -o Twisko.  Además, Mann tiene tres hijos, a los que llama Uuotan, Uuil y Uue.  Esta leyenda, prácticamente desconocida en la literatura germánica antigua, fue preservada en forma oral por los pueblos teutónicos, y recogida por Tácito en su Germania, quien latinizó el nombre de Mann en "Manus", señalando que el nombre de sus hijos eran "Ingvo", "Irmin" e "Istvo".  List, recogiendo la tradición original (Uuotan, Uuil y Uue) llamó a los hijos de Manus Votan, Vili y Ve y señaló que cada uno de ellos fue padre, respectivo, de los sabios, los agricultores y los guerreros del pueblo germánico antiguo.   En el Edda Menor de Sturluson y en la mitología escandinava el nombre de Tuisco es equiparado al de Bor, Vori o Buri. 
[9] Es curioso, pero en El Secreto de Las Runas (Das Geheimnis der Runen - GLB 1), el primero de los libros del Guido–List–Bücherei escritos por List, éste se sirve de la expresión Irmion y no Armin, y habla de los Irmionen y no de los Armanen, lo que le viene informado por Plinio, y antes de él por Pytheas de Massalia -en el caso de este último unos cuatro siglos antes de cristo, lo que indica que, mientras más atrás se va en el tiempo, el nombre parece coincidir más con la forma Yrmion, que con Armin (Cfr. Das Geheimnis der Runen - GLB 1, pág. 31).
[10] En Las Bodas Arkhanen, Ker Kasser es una de las estancias en el camino de peregrinación al Bosque de Neg-aal, famosa por desarrollarse allí una de los relatos más simbólicos asociados al héroe Sigur y al misterio del Uril.  Ker Kasser es también el nombre que recibe, entre bosquianos, la ciudadela francesa de Carcassonne, desde que en 1988 se firmara allí el convenio que estructuró todas las órdenes bosquianas que funcionarían al alero del esoterismo arkhanen.
[11] Cfr. Guido Von List, Das Geheimnis der Runen (GLB 1), pág. 36; Die Armanenschaft der Ario-Germanen (GLB 2), pág. 53; Die Namen der Völkerstämmen Germaniens und deren Deutung (GLB 4), pág. 49

[12] El libro que Sebottendorf escribió sobre los Baktashi fue publicado en 1915 bajo el título de "La Práctica de la antigua masonería Turca".   Una edición de este libro, traducida directamente del alemán por mi persona, ha sido publicada este año por Aurea Catena Editores.
[13] Rudolf von Sebottendorf, Bevor Hitler Kam, pág. 40
[14] Se ha especulado mucho, a partir de las Visiones de Agnes del Lacio, recogidas por Gabriel Grenze en Las Enseñanzas de Urur, que esos otros dos miembros fueron Hermann Hoffmann (1875-1955), futuro iniciador de las Wandervögel y Max Ferdinandt Sebaldt von Werth (1859–1916), autor, entre otros libros de Genesis y Wanidis. 

jueves, 30 de octubre de 2014

La evolución y transformación de los alfabetos rúnicos


Por Hyranio Garbho

Cuando los pueblos germánicos comenzaron a trabar relaciones con las etnias del mediterráneo, en una época muy anterior a la establecida oficialmente (1), legaron a éstos gran parte de su cultura y sus símbolos.  Entre los símbolos que fueron transmitidos se hallaban las runas.  Éstas degeneraron entre los nativos mediterráneos, dando lugar con ello al surgimiento de las runas-letras (buchstabenrunen). Estas runas-letras devinieron con el tiempo un sistema alfabético y ése fue el origen del Elder Futhark.   Inscripciones de este tipo se hallaron luego muchas, pero todas ellas entre los siglos II y V de la era cristiana. Eso hizo pensar legítimamente a los investigadores que ésta era la auténtica antigüedad de todos los sistema rúnicos.  Lo que éstos ignoraban -y lo hacían porque confiaban únicamente en el enfoque de su modelo científico- es que las runas eran más antiguas que las inscripciones que se habían encontrado.  Y que el que la arqueología no pudiera probarlo no significaba que no se pudiera probar en absoluto. De hecho, las evidencias de lo planteado vendrían de muchas otras ciencias como la lingüística o el estudio comparado de la evolución de los sistemas alfabéticos.  Estas son las pruebas que buscamos enseñar acá. Algunas de ellas se hallan desplegadas en el texto de von List, otras las encontramos en los otros libros del Büchrerei.  La mayoría, sin embargo, responde a un auténtico aporte nuestro.  En su conjunto todas apuntan demostrar lo que desde List debió haberse venido haciendo evidente: que las auténtica runas del origen no podían ser las runas del Futhark Antiguo, y que frente a éste las runas armanen ostentaban ascendencia y superioridad. 

Vayamos pues a las evidencias de las que hemos escrito. Todas éstas se despliegan en el análisis comparativo de los diversos sistemas rúnicos. Este análisis consulta tres puntos esenciales en los que es posible establecer un paralelo.  Esos puntos son: 1) El contraste entre el aumento progresivo de runas en los dos conjuntos rúnicos históricos (Futhark Antiguo y Futhark Anglosajón) y la disminución de las mismas en el Futhark Joven o Escandinavo, 2) La naturaleza monosilábica del nombre de la runa respectiva en el Futhark Escandinavo y los nombres bisilábicos o polisilábicos de las mismas en los otros muchos diversos sistemas rúnicos; y 3) la forma o trazo particular de las runas que se comparan en uno u otro futhark.

A) El factor del aumento y disminución de runas en uno y otro sistema rúnico

Si atendemos a la información oficial sobre las runas tenemos que éstas fueron, en su origen, alfabetos derivados de la escritura mediterránea, que aumentaron su cantidad de símbolos en la medida que las transformaciones de la lengua germánica (el paso del proto-nórdico al nórdico antiguo) incorporaba nuevos sonidos y fonemas.   Así, del Futhark Antiguo o Elder Futhark de veinticuatro runas, en el siglo segundo, nos pasamos al Futhark Frisio o Anglosajón de treinta y tres runas en el siglo quinto de la era cristiana.  Este último futhark -o más propiamente hablando futhorc- dominó casi sin contrapesos la forma de la escritura rúnica hasta bastante avanzado el siglo once.  Pero en el siglo octavo, en Escandinavia, surgió un conjunto de runas que, contrariando lo que había sido hasta ese momento la evolución natural de los alfabetos rúnicos, en lugar de aumentar el número de símbolos, los disminuyó ostensiblemente casi a la mitad.  ¿Qué había sucedido realmente allí?

Los runólogos e investigadores oficiales no tienen respuesta para tal desconcertante evento.  Habituados como están a explicar el aumento de símbolos rúnicos en la perspectiva de la evolución de la lengua de los pueblos germánicos ignoran cómo articularse frente a estos hechos que parecen discutir -cuando no echar completamente por tierra- todas sus teorías.   Y es que no hay forma de explicarlo en la lógica de la evolución natural de los sistemas de alfabeto rúnicos.  Pues lo que allí ha sucedido no tiene nada que ver con su evolución.  Otros son los factores que van a explicar estos desconcertantes hechos acaecidos en Escandinavia.

Según la teoría oficial el aumento de símbolos rúnicos que se produce entre el Elder Futhark y el Futhark Anglosajón se explica por la evolución de la lengua germánica.  Ésta hallábase entonces en un proceso de cambios y transformaciones definitivas. El efecto más visible de todos esos cambios va a ser la incorporación de nuevos símbolos rúnicos, a medida que surgían nuevos sonidos y aumentaban los fonemas de esta lengua en proceso de transformación.  Esta evolución va a seguir su curso natural en todas aquellas partes donde predominaba uno u otro sistema rúnico (Futhark Antiguo y Anglosajón) -e incluso entre los sistemas rúnicos menores que van a caracterizar el medievo (2).  Y en todos los casos es posible mostrar, con relativa facilidad, cómo unos sistemas se derivaban de otros o se lograban explicar por otros. 

Por ejemplo, si hacemos un análisis comparativo sencillo entre los dos futhark en cuestión, el antiguo y el anglosajón, nos resultará fácil mostrar que el segundo se deriva del primero, y que la explicación, según la cual, el aumento de los caracteres rúnicos en el segundo se justificaba en las trasformaciones de la lengua germánica era bastante plausible.  Por eso no hallamos ninguna explicación racional al hecho que cuando los alfabetos rúnicos comenzaron a aumentar su número de runas, el Futhark Escandinavo no sólo no las haya aumentado, sino que, además, las haya disminuido. 

List explica que la disminución de las runas en el Futhark Joven no se explica por la evolución natural de los alfabetos rúnicos.  Pues se trata de un conjunto de runas que lejos de derivarse de estos sistemas alfabéticos tiene su origen y procedencia en sistemas de escritura infinitamente más antiguos y anteriores a los sistemas de escritura rúnica históricos. 

En la opinión de List, desplegada en las primeras páginas de este escrito, el primer conjunto de runas, esto es, el auténtico Futhark original, contaba apenas con dieciséis símbolos rúnicos.  De estos emanaron luego una serie de runas que con el tiempo culminaron constituyéndose en un sistema autónomo, cuya función principal fue la de servir como sistema de escritura, empobreciendo notablemente su sentido mágico original.  Es éste el origen del Futhark Antiguo.  Pero paralelamente al desarrollo de este futhark las runas sagradas del origen siguieron existiendo, y consecuentemente con su naturaleza sagrada y no secular jamás aumentaron ni disminuyeron su número de runas.  Así, las encontramos siendo igualmente dieciséis en el siglo octavo, sin advertir entre éstas y los otros sistemas rúnicos aludidos aquí nada que explica o justifique el prejuicio de la derivación.

Comparación entre el Elder Futhark
y el Futhorc Anglosajón

Elder Futhark



Futhorc Anglosajón



En esta comparación los óvalos marcan las runas que son diferentes en el trazo en un futhark y otro.  El doble óvalo denota a un trazo rúnico que corresponde a una runa distinta en ambos futhark en comparación.  El recuadro marca las runas agregadas a un futhark que no están en el otro.



Comparación entre el Elder Futhark
y el Futhark Joven

Elder Futhark


Futhark Joven


Estos paralelos grafican con una claridad insobornable las diferencias abisales que hay entre unos y otros sistemas rúnicos.  Pero no sólo eso -y esto es infinitamente más importante.  Estos contrasten señalan de un modo irrefutable la imposibilidad que el Joven Futhark haya podido derivarse del Futhark Antiguo.  Ergo, si no derivo de éste, y no obstante, apareció siete siglos más tarde ¿de cuál sistema rúnico se derivo entonces?  Cabe señalar, como último asunto relativo a esta comparación, que las diferencias planteadas entre el Elder Futhark y el Futhark Anglosajón no son insalvables y pueden fácilmente explicarse por la evolución del proto-nórdico al nórdico antiguo.  No así si se comparan estos sistemas rúnicos con el Joven Futhark, donde las diferencias no sólo no disminuyen, sino que aumentan.  Por el contrario, si se compara el Futhark Joven con las runas armanen, los parecidos saltarán a la vista -tanto en el nombre, la cantidad y los trazos rúnicos en uno y otro futhark.

Comparación entre el Futhark Joven
y las Runas Armanen

Futhark Joven


Runas Armanen





B) La naturaleza silábica o monosilábica del nombre de la runas en los diversos futhark en contraste



Si atendemos a la comparación planteada por el segundo punto aquí desplegado tenemos un aserto particular, hasta ahora casi inadvertido, de una importancia mayúscula.  Éste está relacionado con el nombre de la runa.  A simple vista no tiene mucha importancia.  Pero mirado de cerca es realmente decisivo.  Según List, mientras más primitivo es un lenguaje, más monosilábico es.  De hecho, este sólo dato debiera bastar ya para probar la antigüedad de las runas escandinavas (armanen) por sobre las mal llamadas runas antiguas y runas anglosajonas.  Si se observa detenidamente el nombre de todas las runas antiguas se podrá apreciar cómo, en todos los casos, éstos constituyen palabras bisilábicas o polisilábicas.   Distinto es el caso de las runas escandinavas que en la mayoría de los casos sus nombres constituyen palabras monosilábicas.  El siguiente cuadro ejemplifica esta cuestión.






C) La forma o trazado particular de las runas en contraste en uno u otro futhark

Si se observa los trazos rúnicos desde el Futhark Antiguo al Futhark Escandinavo, pasando por el Futhark Anglosajón, se notará un fenómeno similar al expuesto en relación con la naturaleza silábica o monosilábica de las runas.  A medida que avanzamos en el tiempo desde el Futhark Antiguo al Anglosajón los trazos rúnicos parecen complejizarse; pero no sucede así con los trazos del joven Futhark.  Éste, a diferencia de los que "supuestamente" le preceden, simplifica sus trazos, mostrando en cada línea rúnica un diseño que evoca una época infinitamente anterior. Pero no sólo esto.  Si se analizan de cerca uno y otro trazado se podrá advertir también otro hecho asombroso.  Los trazos del Futhark Anglosajón parecen basarse en los trazos del Futhark Antiguo, y los de este último, en el joven Futhark.  Ello demuestra que la base de todos los futhark históricos (antiguo, anglosajón y runas medievales) tuvo que haber sido este futhark primordial, pre-histórico o a-histórico (o incluso mejor trans-histórico), que List llamó armanen. 

Por último -y esto es muy importante-  hay una serie de trazos en el Futhark Antiguo y en el Anglosajón (pero no en el Futhark Joven) cuyo origen no es germánico, sino mediterráneo.  Ello revela hasta qué punto los futhark histórico pudieron haber estado contaminados por estas culturas ulteriores.  Pero, además, indica la medida y el grado en que el joven futhark es anterior a todos éstos, pues sus trazos no guardan, ni con los primeros ni con los últimos, ni el menor parecido.  Así, vemos que la mayoría de runas del Futhark Antiguo que no están en el Futhark Escandinavo, parecen derivarse de los símbolos mediterráneos, que hacia el comienzo de la era cristiana contaminaron las runas antiguas.  Ello enfatiza la pérdida del carácter sagrado de estos símbolos y redunda en una mayor diferenciación entre un conjunto rúnico y otro.

 

Runas Compuestas
y Derivadas del Futhark Antiguo


En este ejemplo los óvalos indican las runas compuestas del Futhark Antiguo; los recuadros señalan las runas derivadas de otros sistemas alfabéticos.  Como podrá comprobarse enseguida, la mayoría de las runas del Futhark Antiguo -y por añadidura las del Futhorc Anglosajón- corresponden a runas compuestas formadas a partir de runas derivadas, por lo que su carácter auténticamente germano y sagrado, tuvo que haberse necesariamente perdido en alguno de los tramos de los cambios sufridos por la lengua teutónica.

Las siguientes imágenes ilustran esto que hemos estado refiriendo aquí.

Trazos Rúnicos del Futhark Antiguo
derivados de los alfabetos mediterráneos



La Gamma es la letra del alfabeto griego que derivó en la letra "C" del alfabeto latino. Esta letra suena, en algunos casos, como una "K", lo que es muy significativo, porque la "K" es valor fonético de la runa "Kenaz".  Es altamente probable que la runa "Kenaz" haya sido, en su origen, una letra griega, particularmente la letra "gamma", la que en su evolución del griego arcaico al griego clásico, se transformó a tal punto que culminó fundamentando la letra "C" del alfabeto romano.

Los siguientes ejemplos lo muestran de manera gráfica (3):









*Esto es parte del Estudio Preliminar al Libro "El Secreto de Las Runas"
**Esta temática aparece ampliamente desarrollada en el Libro "Las Runas Armanen y el Misterio del Fyrfos"

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(1) Esta es parte de la historia que no se ha querido contar, pero de la que muchos investigadores han ya escrito.  De acuerdo con el Oera Linda, los germánicos frisones habrían trabado relaciones con los pueblos del mediterráneo desde mucho antes del hundimiento de Âldland, acaecido cerca de 4000 años a.C.

(2) Contamos entre estos tipos de runas a las Runas de Helsingia, las Runas Islandesas, las Runas Marcománas, las Runas Medievales y las Runas Dalecarlianas

(3) El conjunto de ejemplos que presentamos aquí es limitado.  Está restringido exclusivamente a mostrar la eventual derivación de la runa Kenaz de los alfabetos mediterráneos, y a enseñar un conjunto también limitado de runas que presumiblemente se construyen a base de esta runa.  El estudio detallado de todas las runas derivadas y compuestas presentes en los Futhark Antiguo, Anglosajón y los sistemas rúnicos menores del medievo lo he presentado en mi libro Las Runas Armanen y El Misterio del Fyrfos.  Hállase allí también el análisis pormenorizado que contraste estos sistemas rúnicos con el Joven Futhark y las runas armanen.